Somos los hombres etéreos.
Hechos de aire, de viento.
Siguiendo unos a otros
sin cuerpos, sin nombres, sin vidas, sin rostros.
Siendo, no somos
y juntos somos legión.
¿Quién cifra nuestros deseos?
¿Quién dictó esa numeración?
Vamos sin rumbo arrastrados
por una corriente,
raudal que nos arrastra
hasta la tromba siguiente.
Por un espacio eterno vamos
flujo, energía, salto, conexión
Una remota luz nos guía,
Un divino ojo dorado, música de esferas, ascenso celestial.
Que perseguimos ansiosos, ciegos, sordos, atentos
a esa mirada, esa voz, ese gesto de atención,
que deje en ojos y oídos
el dulce tintineo , la luz de la redención.