Sería más fácil dedicar solo a escribir y pagar a alguien por hacer visible lo que escribo.
Pero cuando no hay dinero para invertir en manos de otros en la promoción de nuestras creaciones, toca remangarse la camisa y, como en mi caso, convertir en la mujer orquesta.
No es lo que prefiero Pero es la realidad que tengo que asumir y si quiero seguir adelante, no me queda otra alternativa que se adapte a la fortaleza, perfumarme de perseverancia y llenar mis pulmones de amor por lo que hago.
Sé que hay escritos por montones sobre cómo hacernos publicidad sin dinero. El punto es lo que implica y la demanda en el tiempo y la voluntad que tenemos que hacernos propaganda sin los ingredientes que acelera el proceso de difusión, es decir, sin el dinero.
Sentirse frente a la computadora mientras redactamos este escrito, reflexionando sobre esa educación que no nos damos en la escuela ni en las universidades y en la que más vale y necesitamos en la etapa adulta de nuestras vidas.
Sin embargo, no nos preocupemos por el futuro, sino también por nuestros músculos mentales y emocionales.
Ese entrenamiento tan vital no se lo enseñaron a nuestros padres y tampoco a los bisabuelos a los abuelos. Es por eso que la generación en generación, hemos ido arrastrando esta debilidad formativa que, para tristeza del planeta, ha sido masiva por siglos.
Muchos han logrado sobreponerse y obtener el resultado de sus resultados.
Sin embargo, la inmensa mayoría sigue atrapada en el laberinto donde un paso adelante las partes hacia atrás y no encuentra la salida.
Hoy tengo que pagar un precio demasiado alto para obtener los grados universitarios que alcancé.
Invertir tiempo y esfuerzo absorber el sistema y las formas de hacer que nos ayuden a compartir la conciencia y la creatividad y el poder de lo simple que tiene la vida, y todo está bien con mi ingenuidad y plena autorización.
Guardian en un cajón están los títulos que me gané por la parte de los años de mi vida y la voluntad de la acción de mis pensamientos.
Poco más de medio siglo después, cuando se dio cuenta de la gran parte del día al día de la rutina que tenía, mi entendimiento, cual es el cuerpo depurado de lo que intoxicado, la necesidad de resguardar la caja fuerte de mi mente porque , más en este caso, se trata de un código de seguridad que no debe afectar al peligro de la inacción.
Y es así como se ha logrado. Reto vital que no es otro que liberar mi conciencia y salvarla de sí misma.
Imagen del post: cortesía de Cleo Vermij en Unsplash.