¡¿Qué no existen las hadas, me dices?!
si yo las he visto ayer
rondando por mi aposento,
con su varita mágica y su encanto.
Creo que mi imaginación las vio
y mi sediento corazón las sintió,
maravillado de ver su labor,
entretejiendo hilos púrpura entre tú y yo.
¡¿Qué no existen las hadas, me dices?!
Claro que tienes razón,
es la magia de tu gran corazón,
la que mi vida transformó con su pasión.
¡Oh, amado, cuán grande es el amor!
dulce sentimiento que has generado en mí
y que lo alimento con fe y esperanza
para crear lo mejor para ti.
Me has anclado a tu destino
con el solo toque de mi pecho,
refugio de nuestros amoríos
y lugar donde guardo mis recuerdos.
Autora: Doris Carvajal, Ecuador
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